Explorando los límites: investigaciones pioneras sobre el crecimiento fetal fuera del útero materno

Las investigaciones sobre el crecimiento fetal fuera del seno materno, también conocido como crecimiento fetal ex útero o crecimiento fetal artificial, son un campo de estudio en desarrollo que busca encontrar alternativas para el desarrollo y crecimiento de los fetos en situaciones donde el útero materno no está disponible o no es adecuado para el bebé.

Hasta ahora, no existen métodos totalmente exitosos y seguros para permitir que un feto se desarrolle completamente fuera del seno materno durante toda la gestación. El útero materno proporciona una serie de condiciones esenciales para el crecimiento y desarrollo adecuados para feto como la nutrición, el suministro de oxígeno, la protección contra infecciones y el desarrollo de sistemas orgánicos, además de los complejos mecanismos de interacción con la madre gestante que se traducen en procesos epigenéticos condicionantes de su evolución.

Sin embargo, hay investigaciones en curso en este campo, que, aunque todavía están en etapas experimentales sin aplicación en la práctica clínica general, abren nuevas perspectivas.

Los numerosos desafíos científicos, técnicos y éticos asociados a estas investigaciones deben abordarse antes de que sea posible el desarrollo exitoso de métodos para el crecimiento fetal fuera del seno materno.

Estas son actualmente las investigaciones relacionadas en proceso actual de desarrollo, donde hacemos especial énfasis en los dilemas bioéticos que plantean.

Embriones sintéticos

La creación de embriones artificiales, en los que trabajan muchos equipos de investigación desde hace años, también llamados embrioides, modelos embrionarios o blastoides, son aglomerados celulares obtenidos a partir de células troncales, conocidas popularmente como células “madre”, que reflejan en cierta medida algunas estructuras y funciones de los embriones,con el objetivo de poder estudiar esta intrigante y compleja etapa de nuestro desarrollo sin tener que recurrir al uso de embriones humanos, evitando así los impedimentos éticos y legales de estas investigaciones.

Hace poco más de un año se publicaba en la prestigiosa revista científica Nature la producción de un embrión artificial a partir de células troncales humanas que pudo implantarse en una especie de útero también artificial.

Ahora se han dado a conocer en algunos medios los resultados, aún no publicados en medios científicos contrastables, del trabajo liderado por el científico palestino Jacob Hanna, quien ha comunicado haber conseguido imitar por primera vez una de las fases más desconocidas del desarrollo embrionario de una persona. Ello implica haber logrado el desarrollo de todas las estructuras embrionarias, a diferencia de los ensayos anteriores, lo que supone un paso más hacia la reproducción humana prescindiendo de la fecundación.

Útero artificial

En la línea de investigación referente al crecimiento fetal fuera del seno materno debe mencionarse un reciente avance, la “tecnología de útero artificial” para el fetonato (“artificial womb technology”, AWT por sus siglas en inglés).

Recientemente, los avances en el desarrollo de soporte vital neonatal extracorpóreo mediante AWT han reavivado el interés ético en este tema con gran urgencia. Un artículo publicado en la destacada revista  The American Journal of Bioethics examina las consideraciones éticas relacionadas con la AWT y el cuidado de los fetos neonatos. Los escenarios más inminentes implican el uso de un método mejorado fisiológicamente para el cuidado neonatal a través de AWT, con el fin de proporcionar soporte vital a los bebés nacidos prematuramente, donde sin este tipo de terapia, las perspectivas más probables serían la muerte o una discapacidad significativa. Por otro lado, los escenarios más lejanos plantean la posibilidad de una «ectogénesis completa», es decir, llevar a cabo todo el proceso de gestación humana fuera del útero.

En Europa, cada año nacen alrededor de 25.000 niños con menos de 26 semanas. Los 6 meses de gestación, aproximadamente, marcan el límite a partir del cual un feto tiene posibilidades de sobrevivir fuera del útero materno, dado que, hasta entonces, tanto los pulmones como el aparato digestivo, la circulación o el cerebro se encuentran todavía inmaduros. El desarrollo de un útero que mantenga un entorno que posibilite el desarrollo completo fetal fuera del seno materno, sería sin duda un gran avance terapéutico que podría salvar la vida de muchos niños prematuros que, por dicha condición, fallecen o sobreviven con innumerables secuelas de por vida.

Placenta artificial

Por otra parte, un equipo de investigadores del BCNatal formado por el hospital San Joan de Deu y el Clinic de Barcelona pusieron en marcha hace tres años un proyecto para crear una placenta artificial capaz de emular las condiciones que se producen en el vientre materno. El objetivo de este dispositivo es poder prolongar en estos bebés el desarrollo fetal adecuado, minimizando el riesgo de mortalidad y de secuelas.Tres años después, los investigadores han demostrado que el proyecto es viable. Ahora se encuentra en su primera fase y ha conseguido mantener con vida a un feto animal, concretamente de una oveja, durante 12 días seguidos, aunque también han logrado varios casos de éxito con 10 y 9 días de supervivencia, todo un hito, tal y como señala Eduard Gratacós, director de BCNatal y líder del proyecto, quien destaca que “este es un proyecto muy singular que tiene la determinación de conseguir cambiar la vida de miles de personas en el mundo”.

La doctora Elisenda Eixarch, coordinadora del proyecto, afirmó en la Cadena Cope el pasado mes de junio, que «este sistema de placenta artificial tiene varios componentes, no es una simple pieza, tiene lo que llamamos el entorno protegido, el espacio en el que ponemos al feto y está protegido del medio exterior y en el que se puede desarrollar de forma correcta, y la parte de la circulación extracorpórea que le proporciona los nutrientes, las hormonas y oxigena la sangre y hace esa función de la placenta».

Después están «los componentes externos como la monitorización que permite tener controlado al feto y el sistema para que funcionen de forma correcta» que son esenciales, subraya la doctora Eixarch.

¿Cómo se lleva a cabo el paso de la vida dentro del útero de la madre a esta placenta? Uno de los puntos claves de este proceso, subraya la coordinadora, es el cordón umbilical «tenemos que cortar el cordón y ponerle unas cánulas, es un proceso que hay que hacer muy rápido y de forma muy delicada porque de forma natural el cordón umbilical se cierra muy rápido, al mínimo estímulo o cambio de temperatura tiende a cerrarse y es un momento clave».

Esta placenta artificial solo podrá aplicarse a niños muy prematuros «porque cuando hay el primer llanto cambia la circulación y el cordón umbilical ya no sirve como punto de entrada para poder circular la sangre, está claro que no puede aplicarse en un bebé que ya ha nacido y está respirando», explica la doctora.

Según los investigadores, se prevé que pueda estar lista para uso humano en unos 5-10 años ya que, hasta día de hoy solo ha sido probada en animales.

Valoración bioética

Los avances científicos que persiguen mejorar la supervivencia de grandes prematuros como el útero o placenta artificiales, suponen un logro en neonatología que permitirá que muchos niños nacidos alrededor de la semana 24 de gestación tengan muchas más posibilidades de supervivencia sin secuelas.

Pero debe advertirse que los intentos de utilizar estos avances como una forma sustitutiva de la gestación, encuadrada dentro de las técnicas de reproducción asistida, que abarcaría desde la obtención de los propios embriones, bien por fecundación o por los mencionados procedimientos sintéticos a partir de células troncales, junto a la utilización de úteros y placentas artificiales que pudieran completar las distintas etapas de desarrollo embrionario y fetal, permitiendo el proceso íntegro de forma extracorpórea, suponen un grave atentado contra la génesis y desarrollo de los seres humanos que son privados del entorno natural que permite el complejo y aún desconocido proceso de desarrollo en interacción con la madre gestante, del cual dependerá su integridad futura como individuo.

De nuevo, importantes avances científico-clínicos, como el del soporte vital de grandes prematuros, pueden también ser utilizados negativamente, implicando en su caso grandes retrocesos, entendiendo éstos como todos los actos que suponen un atentado contra la integridad de los seres humanos y su dignidad.  La instrumentalización y tecnificación sustitutiva que suponen tanto la obtención de embriones sintéticos como la gestación artificial con fines distintos de los terapéuticos, pueden ser alguno de ellos.

Autores: Julio Tudela y Cristina Castillo

Publicado en: Observatorio de Bioética